El “cierre” del Gobierno de los Estados Unidos

 

 

 

DC Capitol

A las 0 hs de este 1 de Octubre, el Gobierno Federal de los Estados Unidos cerró parcialmente ya que el Congreso no logró aprobar una legislación para financiar al Gobierno durante los próximos meses. No es la primera vez que pasa una situación como esta, es más, en los últimos 40 años, 17 veces el Gobierno Federal tuvo que cerrar por no llegar un acuerdo sobre su financiamiento.

En esta oportunidad, la crisis política tiene varias aristas, y mucha explotación política de los actores en cuestión. Por un lado, la administración del Presidente Obama, no fue capaz todo el tiempo en que lleva en el Ejecutivo en proponer un presupuesto para que el Gobierno Federal funcione. Ni siquiera lo hizo cuando el Partido Demócrata, partido de Obama, tenía la mayoría absoluta en ambas Cámaras del Congreso Federal. El sistema americano de “Check and Balance”, asegurado en la Constitución, indica, que el Presidente, quien es el que preside la administración pública, propone un presupuesto, a la Cámara de Representantes, donde está representado, el pueblo de los Estados Unidos. Es la Cámara de Representantes el que tiene la “billetera” del Gobierno Federal. Esta Cámara, revisa, modifica, o remplaza la propuesta del Presidente. Una vez aprobada, el proyecto, pasa al Senado. El Senado hace lo mismo que la Cámara de Representantes, si modifica la ley o la veta, la misma vuelve a la Cámara de Representantes; si aprueba el proyecto tal cual fue enviada por la otra Cámara, se envía la ley al Presidente. El Presidente puede sancionarla o vetarla. Si la veta, vuelve a la Cámara de Representantes, comenzando todo el proceso otra vez. Si el Congreso insiste con el mismo presupuesto que el Presidente vetó, ese presupuesto se convierte en ley, y el Presidente no tiene más remedio que aceptarlo.

Obama, como dije antes, nunca logro negociar un presupuesto en sus años en la administración. El financiamiento del Gobierno Federal se basa en un “sistema” denominado “continuing resolution” (CR). El CR es un tipo de legislación utilizado por el Congreso de los Estados Unidos para financiar las agencias del gobierno, si un proyecto de ley de presupuesto no ha sido promulgado por el final del año fiscal. La legislación adopta la forma de una resolución conjunta, y proporcionado fondos para programas federales existentes. Este es el caso de la batalla que llevó al cierre parcial del gobierno estadounidense.

El motivo de esta crisis es simple, la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible (ACA o Obamacare). Esta ley, aprobada el 23 de marzo de 2010, tiene una fuerte resistencia en el Partido Republicano, principalmente el sector que representa al movimiento del “Tea Party”. Según estos sectores, la ley ACA es perjudicial para Estados Unidos y su economía, no soluciona los problemas que aboga reparar y genera un enorme costo al Estado. Hay que tener en cuenta también, que la Ley ACA,  es desaprobada por el 57 % de los ciudadanos estadounidenses, las organizaciones que aglutinan a los médicos, y es criticada, por los sindicatos (tradicionales aliados de los demócratas). Gran parte de la Ley entró en vigencia el 1 de octubre, estando disponible los “mercados estatales” regulados por el gobierno federal, para que los ciudadanos puedan comprar su seguro de salud. Recordemos también, que a antes del 1 de enero de 2014, los estadounidenses deben de adquirir un seguro de salud, caso contrario deberán pagar una multa por no hacerlo.

En este marco, los republicanos apoyados por el “Tea Party” decidieron utilizar el CR para forzar al Gobierno a derogar el ACA. Aprobaron la financiación de todo el gobierno, exceptuando, a la ley de salud. La idea, desde el principio, era un fracaso, ya que el Senado, dominado por los demócratas, rechazó cada una de las propuestas de la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos. Si el Tea Party se puso extremista, los demócratas también lo hicieron. Los demócratas, con el Presidente Obama a la cabeza, anunciaron que no negociaran nada a lo que la ley de salud se refiere.

El Partido Republicano esta totalmente dividido. Por un lado, el “Tea Party” lo empuja a situaciones cada vez más extremistas y con poco espacio de maniobra y negociación. Los demócratas, que también han actuado de manera extremista (recordemos a Nancy Pelosi exigiéndoles a sus correligionarios demócratas en la Cámara de Representantes, que aprueben la ley ACA sin leerla, ya que si era necesario se enmendaría en un futuro, bloqueando cualquier intento de llegar a una ley de salud por conceso), explotan las divisiones dentro del Partido Republicano, boicoteando cualquier intento de negociación.

El fin de semana último, al rechazar el Senado la propuesta de la Cámara baja, los senadores aprobaron una CR que incluía la financiación de la Ley de Salud. Luego de esa aprobación, que paso a la Cámara de Representantes, el Líder del bloque demócrata en el Senado, Harry Reid, le exigió a los representantes “que aprueben la financiación tal cual esta”.  Presionados entre la espada y la pared, los republicanos que no responden al “Tea party”, trataron de llegar a una negociación el fin de semana ultimo para pasar el financiamiento, incluso, aprobando la financiación de la Ley de Salud, pero exigiendo la postergación de la suba de impuestos a los derivados médicos y el mandato individual que entró en vigor el 1 de octubre. Harry Reid, líder de los demócratas, rechazó la propuesta de ir a un “Conference” (como se denomina la negociación entre los líderes de ambas cámaras, para destrabar proyectos de ley), aduciendo que no se iba a sentar en la mesa de negociaciones “con una pistola en la cabeza”. La estrategia demócrata era clara, viendo el extremismo de los adherentes del “Tea Party”, la desesperación de los republicanos moderados, no negociar significaría que el Gobierno federal tendría que inminentemente “cerrar”. Si esto ocurriese, los demócratas, obligando al “cierre” por no sentarse en la mesa de negociaciones, culparían a sus opositores republicanos de lo sucedido. Y es lo que ocurrió. El lunes por la tarde, la Cámara de Representantes logró aprobar un proyecto que financiaba a todo el Gobierno Federal, incluido la Ley de Salud Asequible, pero retrasando la implementación del impuesto a los derivados médicos y el mandato individual, por un año. El propio Obama ha retrasado en la reglamentación de la ley algunas secciones de la misma, ya que era imposible aplicarlas a tiempo. El Senado rechazó la propuesta de la Cámara baja, llevando al Gobierno Federal, a un cierre parcial. Y ahora, toda la negociación vuelve a empezar, cada actor presionando al otro y usando la política mediática para inclinar la balanza de la opinión pública a su favor.

Según las encuestas de los medios de comunicación, alrededor del 75 % de los ciudadanos estadounidenses culpan tanto a republicanos, demócratas y al Presidente Obama, por la situación.

La política americana está dominada por extremos, se perdió el consenso político para llegar a acuerdos. Si bien, Estados Unidos es un país muy particular, que muchas veces pareciera que funciona “a control remoto”, dejando de lado las batallas políticas, en el largo plazo, la polarización afecta al país. Si bien, el Partido Demócrata también se ha puesto en extremismo, con el Presidente Obama la cabeza, el Partido Republicano es en donde más profundamente se desarrolla la crisis, negándose estar a la altura de las circunstancias. Es evidente que el ciudadano medio americano está cansado de las guerras en Washington, y el “Tea Party”, que se ve a sí  mismo como la solución, es en realidad parte del problema.