Histórico diálogo directo entre Obama y Rohani

 

 

El viernes último, 29 de septiembre, el Presidente de los Estados Unidos, Barak Obama, tuvo una comunicación telefónica histórica, con el nuevo Presidente de la Republica Islámica de Irán, Hassan Rohani. Desde 1979, cuando se produjo la Revolución Islámica liderada por la Ayatolá Ruhollah Jomeini  y la toma de la embajada de Estados Unidos en Teherán, ambos países, se vieron como enemigos acérrimos. La situación empeoró, en la última década, tras el programa nuclear de la Republica Islámica impulsado principalmente por el anterior presidente iraní Mahmud Ahmadineyad (aliado indiscutible al chavismo en Latinoamérica).

Rohani, fue confirmado como Presidente al recibir la confianza de la Asamblea Consultiva Islámica tras su victoria en las elecciones generales llevadas a cabo en junio de 2013, y puso fin a ocho años en el Ejecutivo del ala más conservadora de la política iraní. Desde su campaña, se mostró como un moderado, y en la Asamblea de las Naciones Unidas, dio señales inequívocas, en reiteradas declaraciones, de querer acortar la brecha entre Teherán y Occidente por el plan nuclear que expone a Irán, desde hace años, a durísimas sanciones económicas. En Washington se explica el cambio de actitud demostrado por Irán desde que Rohani asumió la presidencia como un efecto de las sanciones económicas impuestas al régimen. En efecto, según ha reconocido el propio Gobierno de Teherán, esas sanciones, que le impiden a Irán el acceso a los mercados financieros y limitan extraordinariamente su capacidad de comercio, han dañado la credibilidad del régimen entre la población. Pero el cambio puede también obedecer a otras razones vinculadas con los equilibrios internos del poder en Irán. Igualmente no hay que perder de vista, que la Republica Islámica de Irán, es una “Democracia tutelada” por una severa Teocracia, donde el poder real, está en manos de los Ayatolás, y que tiene dentro de su política de Estados, la destrucción del Estado de Israel.

La conversación telefónica de Obama y Rohaní fue precedida el jueves por la primera reunión entre un secretario de Estado norteamericano y un ministro iraní de Relaciones Exteriores desde 1979. John Kerry y Javad Zarif se sentaron a la misma mesa, junto con sus colegas de Rusia, China, Francia, Reino Unido, Alemania y la Unión Europea, que forman el grupo de seguimiento y negociación del programa nuclear iraní. En esa reunión, Zarif aseguró que su país está interesado en negociaciones “sustantivas” sobre ese problema. Rohaní anunció que, en la reunión acordada para el próximo 15 de octubre en Ginebra, su Gobierno presentará propuestas para que el mundo compruebe que Irán no tiene la intención de producir armas nucleares. Por más que Irán siempre afirmó que sus aspiraciones atómicas se limitan a usos civiles, nunca permitió una verificación exhaustiva y concluyente de expertos independientes a sus instalaciones. Obama reconoce el derecho de Irán a enriquecer uranio para fines pacíficos y ha asegurado públicamente, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas,  que no pretende un cambio de régimen en Teherán.

Aunque este parece ser un primer paso, es evidente que falta mucho, pero mucho camino por recorrer. La seguridad de que Irán no prosiga con su programa de armas nucleares, y que su desarrollo de esa tecnología, sea únicamente con fines pacifico, está por lejos de ser resuelto. Irán es gobernada por una cerrada teocracia, que ha sido acusada de promover a grupos terroristas, para conseguir sus fines políticos en al plano internacional, entre ellos, la destrucción del Estado de Israel. Rohani, por más posiciones moderadas que demuestre tomar, no tiene de por sí, el poder concreto del país. El gobierno de Israel ha acusado de Rohani de participar en un desfile militar, poco antes de partir a las Naciones Unidas en el que se mostraron misiles de largo alcance junto con carteles que pedían la destrucción del Estado Judío. El Gobierno israelí no oculta su preocupación ante lo que llama “ofensiva de sonrisas y dulzura” del nuevo rostro de Irán, mucho más conciliador que el de su antecesor, Mahmud Ahmadineyad, recordado entre otras cosas por negar la existencia del Holocausto y pedir la destrucción de Israel. “Estoy más que preocupado, estoy muy inquieto… El lenguaje de Rohani está teniendo su efecto. La comunidad internacional no puede caer en la trampa de miel de sus palabras sino que debe exigir el cese completo de su programa militar nuclear. Para Israel no es una disputa más sino una amenaza existencial”, señaló el ministro y miembro del gabinete de seguridad israelí, Guilad Erdan, estos días.

Por su parte, en su alocución ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el mandatario iraní urgió que Israel firme el firme “sin demora” el Tratado de No Proliferación nuclear (TNP) y se mostró partidario de que ningún país posea armas atómicas al tiempo que condenó el Holocausto. También llamo a que toda actividad nuclear en la región, sea sometida a revisión internacional. Para Israel esto es parte de un cambio de estrategia del régimen de Teherán, que esconde los verdaderos fines de ese gobierno. Para Israel, la “cuestión iraní” es un tema de seguridad nacional y supervivencia. Desde la “Guerra por la Independencia” de Israel, y la “partición de Palestina”, el Estado judío tuvo que enfrentar varias guerras propiciadas por sus vecinos, como así también ataques constantes de grupos terroristas, muchos de ellos, con la financiación de la Republica Islámica de Irán. El desarrollo militar de Israel, se debió a una cuestión netamente defensiva. Para la estrategia militar israelí, ser un “pívot” fuerte, que asegura su existencia frentes a sus enemigos que declaran querer destruirlos. Para Israel, la ofensiva diplomática de Rohani es todo un desafío.

El Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, parece estar dispuesto a darle una oportunidad a la paz, después de 10 años de guerra que emprendió su país, encerrando militarmente, entre otras cosas, a su enemigo Irán. Solo el tiempo dirá si realmente las intenciones de Teherán, son honestas, u Obama se transforme en el nuevo Neville Chamberlain.